Tienen eficacia probada y todos ellos son naturales. Dejemos las cosas claras desde el principio: no son adelgazantes por sí solos, pero si los acompañas de una dieta adecuada y equilibrada, te ayudarán a controlar el peso, el apetito y las grasas.
Te explico cómo y por qué.
Cada vez se emplean más como ayuda para bajar peso, porque no tienen efectos secundarios, siempre que se tomen las dosis indicadas. Casi todos ellos se basan en plantas o las llevan en su composición junto a otros principios activos. Y es que la fitoterapia, que es excelente para tratar numerosos males, tiene mucho que decir a la hora de perder peso.
Sin embargo, no todas funcionan de la misma manera en nuestro organismo. Según sea nuestro problema de sobrepeso, necesitaremos unas u otras, que serán más eficaces.
AUMENTAR SU EFICACIA
Tómalas siempre acompañadas de uno o dos vasos de agua, para que su ingesta te resulte más fácil. Si además tu elección contiene fibras, el agua es imprescindible para que ejerza su efecto beneficioso y se expanda en el intestino, lo que te hace sentir saciado.
Si estás tomando alguna medicación o padeces alguna alergia -por ejemplo, los alérgicos al pescado no deben tomar chitosán animal - existe uno vegetal-, una sustancia elaborada a base de caparazones de crustáceos que impide la absorción de las grasas, consulta siempre con un especialista antes de tomar cualquier preparado, por muy natural que te digan que es.
Presta atención a las fechas de caducidad que vienen en los envases, aunque estos productos suelen ser de larga duración, también caducan, lo que hace que pierdan sus principios activos y dejen de ser eficaces. Desconfía de los que no tengan fecha de caducidad o sus etiquetas no traigan información suficiente.
NO SON MILAGROSAS
Los expertos en nutrición coinciden: la mayoría de los suplementos para adelgazar pueden ayudar a perder peso, siempre y cuando se combinen con una reducción de las calorías diarias -que no tiene por qué ser drástica, bastaría rebajar 300 calorías diarias de nuestra dieta- y la práctica habitual de ejercicio -que tampoco tiene que ser de nivel olímpico; basta con caminar a paso rápido una hora al día-. Quienes busquen en estas pastillas, polvos, jarabes o ampollas el remedio a sus kilos de más sin estar dispuestos a realizar un pequeño sacrificio dietético y deportivo a cambio, pierde su tiempo y su dinero.