Para descartar unos posibles desastres en tu MLM profundizaremos unos
pocos aunque notables obstáculos que se puede crear a la hora de empezar
tu negocio.
1. ¡Haber olvidado el número mágico de cinco!
Todo tu éxito futuro se basa en esto y no en extender y tratar de patrocinar a 50 o 100 personas, con la creencia errónea de que con ello no haces sino acelerar las cosas. Eso sería equivalente a poner unos cimientos débiles para levantar un edificio. ¡La fortaleza se encuentra en la profundidad, no en la anchura!
Trata de superar el sistema ingnorando la regla del cinco y estarás planificando tu propio fracaso. Así pues, planifica las cosas para ser un ganador.
¿Por qué cinco? Sencillamente porque cinco es el número de personas que puede dirigir más eficazmente una sola persona.
2. Salir deliberadamente en busca de vendedores.
Al ver un producto de calidad, el instinto natural del vendedor consiste en embarcarse en una campaña de ventas.
Es cierto que los vendedores pueden ser muy útiles en tu organización, puesto que suelen ser personas muy motivadas y que no le temen al trabajo duro. No obstante, para alcanzar éxito y lograr las ganancias que es posible conseguir con el MLM, tienen que adaptar sus actitudes y creencias a una filosofía del patrocinio, antes que de la venta. Si pueden hacerlo así, el éxito en el MLM será tuyo.
El "supervendedor" lo hace todo en exceso. Al tomar la decisión de vender todo lo que pueda, siempre anda a la búsqueda de reconocimiento y aprobación por parte de sus iguales. Si se engancha con la idea del patrocinio, el peligro consiste en que abrace demasiado intensamente el concepto porque su idea consiste ahora en crearse su propio equipo de ventas. Al patrocinar a más personas de las que puede enseñar y estimular, pronto empieza a desmoronarse todo lo que ha hecho hasta entonces. Una vez que se encuentre patrocinando a la persona número 57, ¿qué habrá sucedido con la primera, la segunda y la tercera? Que probablemente se han sentido tan desatendidas que han perdido interés y se han alejado. Ello quiere decir que se había levantado el primer piso del edificio antes de que se hubieran colocado adecuadamente los cimientos, y así no funciona. La gente se aleja por falta de apoyo y de instrucciones directivas. Finalmente, hasta el propio supervendedor se siente desanimado y se dedica a la búsqueda de otro producto que pueda vender. Y ese es el fin de la historia.
3. Creer que por haber patrocinado a cinco personas serias ya te has duplicado a ti mismo.
Duplicarte no lo haces hasta que no hayas llegado al tercer nivel. Sólo en esa fase te habrás puesto adecuadamente los cimientos y sólo entonces puedes decir que te has duplicado verdaderamente.
Supón que tu patrocinador te haya abandonado después de haberte hecho entrar en la organización, pero antes de haberte enseñado lo suficiente como para permitirte empezar a patrocinar activamente a tu propia gente, y sobre todo, antes de que tuvieras la oportunidad de ver cómo funcionaban los beneficios del MLM. ¿Cómo te habrías sentido?¿Abandonado/a?¿Desilusionado/a?. Lo más seguro es que abandonarías. La credibilidad de tu patrocinador sería nula...y probablemente también la credibilidad del MLM.
Si, por otro lado, el patrocinador te hubiera ayudado de todas las formas posibles, y hubieras llegado a patrocinar a otras cinco personas, beneficiándote de su conocimiento y experiencia, el hecho de que tu propio patrocinador te abandonara no tendría el menor significado para tu futuro. Probablemente, sólo sería algo sorprendente para ti.
Una vez creado ese tercer nivel es cuando empiezan a suceder realmente las cosas, y se manifiestan realmente todas aquellas cosas que el MLM puede hacer por ti. Una vez establecido ese tercer nivel, si decides dedicar tu tiempo a enseñar a los demás, resultaría que esa línea de desarrollo ya estaría segura y, si las personas patrocinadas fueran del calibre adecuado, la línea seguiría ampliándose.
Todo tu éxito futuro se basa en esto y no en extender y tratar de patrocinar a 50 o 100 personas, con la creencia errónea de que con ello no haces sino acelerar las cosas. Eso sería equivalente a poner unos cimientos débiles para levantar un edificio. ¡La fortaleza se encuentra en la profundidad, no en la anchura!
Trata de superar el sistema ingnorando la regla del cinco y estarás planificando tu propio fracaso. Así pues, planifica las cosas para ser un ganador.
¿Por qué cinco? Sencillamente porque cinco es el número de personas que puede dirigir más eficazmente una sola persona.
2. Salir deliberadamente en busca de vendedores.
Al ver un producto de calidad, el instinto natural del vendedor consiste en embarcarse en una campaña de ventas.
Es cierto que los vendedores pueden ser muy útiles en tu organización, puesto que suelen ser personas muy motivadas y que no le temen al trabajo duro. No obstante, para alcanzar éxito y lograr las ganancias que es posible conseguir con el MLM, tienen que adaptar sus actitudes y creencias a una filosofía del patrocinio, antes que de la venta. Si pueden hacerlo así, el éxito en el MLM será tuyo.
El "supervendedor" lo hace todo en exceso. Al tomar la decisión de vender todo lo que pueda, siempre anda a la búsqueda de reconocimiento y aprobación por parte de sus iguales. Si se engancha con la idea del patrocinio, el peligro consiste en que abrace demasiado intensamente el concepto porque su idea consiste ahora en crearse su propio equipo de ventas. Al patrocinar a más personas de las que puede enseñar y estimular, pronto empieza a desmoronarse todo lo que ha hecho hasta entonces. Una vez que se encuentre patrocinando a la persona número 57, ¿qué habrá sucedido con la primera, la segunda y la tercera? Que probablemente se han sentido tan desatendidas que han perdido interés y se han alejado. Ello quiere decir que se había levantado el primer piso del edificio antes de que se hubieran colocado adecuadamente los cimientos, y así no funciona. La gente se aleja por falta de apoyo y de instrucciones directivas. Finalmente, hasta el propio supervendedor se siente desanimado y se dedica a la búsqueda de otro producto que pueda vender. Y ese es el fin de la historia.
3. Creer que por haber patrocinado a cinco personas serias ya te has duplicado a ti mismo.
Duplicarte no lo haces hasta que no hayas llegado al tercer nivel. Sólo en esa fase te habrás puesto adecuadamente los cimientos y sólo entonces puedes decir que te has duplicado verdaderamente.
Supón que tu patrocinador te haya abandonado después de haberte hecho entrar en la organización, pero antes de haberte enseñado lo suficiente como para permitirte empezar a patrocinar activamente a tu propia gente, y sobre todo, antes de que tuvieras la oportunidad de ver cómo funcionaban los beneficios del MLM. ¿Cómo te habrías sentido?¿Abandonado/a?¿Desilusionado/a?. Lo más seguro es que abandonarías. La credibilidad de tu patrocinador sería nula...y probablemente también la credibilidad del MLM.
Si, por otro lado, el patrocinador te hubiera ayudado de todas las formas posibles, y hubieras llegado a patrocinar a otras cinco personas, beneficiándote de su conocimiento y experiencia, el hecho de que tu propio patrocinador te abandonara no tendría el menor significado para tu futuro. Probablemente, sólo sería algo sorprendente para ti.
Una vez creado ese tercer nivel es cuando empiezan a suceder realmente las cosas, y se manifiestan realmente todas aquellas cosas que el MLM puede hacer por ti. Una vez establecido ese tercer nivel, si decides dedicar tu tiempo a enseñar a los demás, resultaría que esa línea de desarrollo ya estaría segura y, si las personas patrocinadas fueran del calibre adecuado, la línea seguiría ampliándose.