Los bruscos cambios de temperatura debilitan nuestras defensas y favorecen las infecciones. Afortunadamente, existen una serie de medidas muy fáciles de adoptar que nos ayudarán a potenciar el sistema inmunológico.
Para resistir mejor los envites de virus y bacterias es conveniente
realizar una revisión a fondo de nuestros hábitos y prestar especial
atención a aquellos que necesitan mejorarse.
MODIFICAR LA DIETA
No es ningún secreto, una buena alimentación resulta imprescindible para
mantener inalterables nuestras defensas, pero ¿sabemos exactamente qué
debemos comer?
Frutas y verduras
Las más eficaces en este caso son las que contienen carotenos (calabaza, zanahorias, pimiento rojo y amarillo, espinacas, acelgas, albaricoque...) y vitamina C (cítricos, kiwi, tomate...). Aunque el número de raciones recomendadas de frutas y verduras es de cinco diarias, en esta época del año puedes aumentarlas hasta ocho.
Cereales integrales
Pan, arroz, pasta, cereales de desayuno...si las tomamos integrales nos
beneficiaremos de su mayor cantidad de vitaminas y de minerales.
Aceites vegetales y frutos secos
El aceite de oliva, de germen de trigo, de soja y de girasol, así como
los frutos secos (avellanas, almendras, nueces...) son una fuente de vitamina D y ácidos grasos, imprescindibles para activar las defensas del organismo.
Un yogur al día
Este saludable alimento ayuda a mantener la flora intestinal y fortalecernos contra las infecciones.
"Antibióticos naturales"
Se trata de alimentos que refuerzan el sistema inmunitario frente a las infecciones. Los más activos son el ajo, la cebolla, el jengibre, la canela, el romero y el hibisco.
DORMIR MÁS DE 7 HORAS
Durante el sueño, tiene lugar una mayor concentración de glóbulos
blancos en la sangre, unas células que juegan un importante papel en la
regulación de la respuesta inmunitaria. Si no se duerme lo suficiente,
el cuerpo se debilita y se ve menos capaz de luchar contra los virus y
las bacterias.
CONTROLAR EL ESTRÉS
Las personas estresadas
son más propensas a enfermar. La tensión nerviosa, sobre todo si se
padece de forma continuada, debilita las defensas. Para evitarlo se
aconseja dedicar un mínimo de 10 minutos a realizar una actividad
relajante (yoga, taichi, ejercicios de respiración, meditación, etc.).
HACER MEDIA HORA DE EJERCICIO AL DÍA
Practicar deporte de forma habitual (cualquier especialidad que se adapte a la edad y la capacidad de cada uno) ayuda a reforzar la inmunidad.
Hay que evitar, sin embargo, el sobreesfuerzo, ya que puede provocar el
efecto contrario. Si el ejercicio es al aire libre, se consigue,
además, oxigenar el organismo y adaptarse mejor a los cambios de
temperatura.
DARSE UNA DUCHA ALTERNA
Los habitantes de los países fríos tienen la costumbre de darse, cada
mañana, una ducha alterna con agua caliente y fría. De esta manera, se
estimula la circulación sanguínea y linfática y se fortalece el cuerpo
frente a los cambios de temperatura. Si no se tolera el agua fría, se
puede intentar con agua templada.
DEJAR EL TABACO
El tabaco reduce la eficacia defensiva de la mucosa respiratoria, que se
bloquea y deja pasar los virus sin apenas presentar resistencia.
MEDIDAS PARA EVITAR EL CONTAGIO
La transmisión de virus y bacterias es mucho
más fácil de lo que podríamos pensar. Para evitarlo, es conveniente
aplicar estas medidas.
Lavarse las manos con frecuencia
Es la forma más sencilla y eficaz de prevenir las infecciones,
ya que las manos son uno de los principales vehículos de trasmisión de
las enfermedades (hay que tener en cuenta que los microbios pueden
sobrevivir hasta tres horas sobre la piel). Por la misma razón, se
aconseja no tocarse la cara con las manos, ya que las mucosas de la
nariz, la boca y los ojos (conjuntivitis) son las zonas preferida por
los virus y bacterias para "entrar" en nuestro organismo. Si hay alguna
persona enferma cerca de ti, lávate las manos con agua caliente y jabón.
Limpiar los objetos compartidos
El teléfono, los pomos de las puertas, el mando de la televisión, el
ratón del ordenador...Los virus también se depositan sobre los objetos
por lo que, si hay alguna persona resfriada en casa o en el trabajo, hay
que procurar no compartirlos con ella o lavarlos con una toallita
desinfectante.
Cuidado con los estornudos
Un solo estornudo expande una gran cantidad de virus en un radio de dos
metros. Si una persona ha estornudado cerca de nosotros, evitaremos que
entren en la mucosa nasal nos sonamos suavemente con un pañuelo de papel
lo antes posible.
¿ESTAS BAJO/A DE DEFENSAS?
Aunque nos dé la impresión de que nos encontramos bien de salud, es
posible que nuestro sistema inmunológico no esté al cien por cien. Estas
pistas nos ayudarán a comprobarlo.
Problemas con la garganta
Es frecuente sufrir faringitis, carraspera persistente, afonía...
Cansancio
Sentirse fatigado de forma injustificada es una señal frecuente.
Fragilidad del cabello
Además de mostrarse débil y deslucido, hay mayor propensión a la caída.
Heridas que tardan en cicatrizar
Es un síntoma habitual cuando bajan las defensas, sobre en diabéticos.
Llagas y costras en la boca
Pueden deberse al déficit de ácido fólico y vitamina B12.
Dolores musculares
Son habituales, sobre todo, en los brazos y las piernas.
Irritabilidad
Pueden darse cambios en el estado de ánimo más o menos importantes.